Ofrezco perdón a mi familia por revelar intimidades y por revivir un dolor que ya tal vez haya sido olvidado. Además leerán cosas que ni ellos saben. Lo hago porque necesito exorcizar el dolor, promover la paz y solo tengo dos formas de hacerlo; a través del humor y escribiendo. Esta vez elegí la segunda.
Un hombre muy viejo con unas alas enormes
Mijo, mataron a don Alfredo. Dijo mi mamá. ¿Cómo así? Alcancé a decir sin entender mucho lo que estaba pasando. Resulta que pasó la guerrilla y se llevó sus mulas. Después pasaron los paramilitares y se llevaron a don Alfredo porque ellos decían que al prestarle esos animales era colaborador de la guerrilla. Esa es la guerra. Pasan unos, pasan otros y el campesino en medio. No en las ciudades, en el campo. A don Alfredo lo torturaron, le cortaron la lengua y lo enterraron al lado del camino. Escuché atento el relato de mi mamá y le dije: Ay mami, muchos hijueputas. Bueno me voy a estudiar. Me entré a mi habitación y comencé a llorar. No me gusta que mi mamá me vea así, siento que le evito un dolor. Lloré tanto como lloro en este momento al recordar aquella noche. ¡A don Alfredo! Ese señor era un alma de Dios, el mejor amigo de mi abuelo, campesino, siempre descalzo, pelo canoso y ojos claros, que nunca me dijo Dany, sino Alejandro. Que me acompañaba cuando íbamos al pueblo a pie, a ese señor que en mi primera borrachera me recogió en un potrero, me levantó, me llevó a la casa de mis papitos, me acostó y dijo: Déjenlo que duerma, la primera borrachera es muy dura. ¡Paracos hijueputas mataron a don Alfredo! Días después fue la matanza de El Aro, ocho días duró la masacre. ¡Ocho días! A la gente la sacaban de sus casas con lista en mano. Los helicópteros del gobierno volaban vigilantes la zona. No les cuento más porque van a decir que es producto de mi imaginación. No soy capaz de imaginar historias de tanto dolor, por eso hago humor, para decirle a mi mente que crea un poco que el mundo es más bello de lo que parece.
¡Diles que no me maten!
Un día cuando volví a la vereda pregunté por John. ¿John? ¿Usted no sabe? A John lo mató la guerrilla. Pero ¿cómo así? Parece que es mi única respuesta ante la muerte. ¿Cómo así…? Pues es que por acá no había trabajo, la guerrilla pasó reclutando gente y John se metió ahí, un día se les voló porque la vida por allá es muy dura. Ellos les pintan a los muchachos una carreta muy distinta. John no alcanzó a llegar muy lejos, lo ajusticiaron, lo mataron y le mandaron la razón a su mamá que fuera a recoger a su hijo. Ella me decía, Ay, mijo, usted no sabe lo que es recoger a un hijo muerto. Me mataron mi muchacho. ¡Guerrilleros hijueputas! John había estudiado conmigo en la primaria, en los recreos nos subíamos a los palos de mango a mirar las montañas. A soñar. John decía que él era capaz de irse caminando hasta Medellín. Ituango quedaba a ocho horas en bus. Hacíamos cosas de niños, soñar y jugar “a que no”. A que no es capaz de tirarse de ahí, a que no es capaz de sostenerse en un solo pie. A que no… A que no es capaz de sobrevivir. Con John se fueron los sueños de llegar a Medellín. La guerra lo enamoró y lo mató. Cada que me encuentro con su mamá le veo los ojos tristes. La mamá de Juan, otro amigo que mataron por pasarse una frontera invisible, (igual que a la “Mica” otro amigo del colegio) me dijo: Una madre cuando pierde un hijo pierde un pedazo del alma y no vuelve a ser la misma. Esta guerra se nos ha ido llevando el alma en pedacitos.
Ante la ley
Parce, mataron a Beni. Me dijo Juan Carlos. La chimba, ¿Cómo así parce? Le dije con los ojos llenos de rabia y esa soberbia juvenil que cree que lo puede todo. Los milicianos de las cooperativas en una barrida lo mataron. Un sábado en la noche. No quise ir al entierro. No fui capaz. No fui al colegio por una semana. Me montaba en el bus y daba vueltas y vueltas pensando que la vida era una mierda. Pensando en la venganza, en cómo podía matar a los que mataron a Beni. A bala, a cuchillo, con una bomba, por gonorreas hijueputas, cómo me matan al parcero decía en el bus recostado al vidrio de la ventana. Imaginé cosas muy malas. Con los días mi dolor fue pasando y se fue transformando en tristeza. Ya no importaba la venganza, lo que importaba era que no lo volvería a ver. Beni era mi amigo. Se llamaba Néstor Augusto Villegas Quintero. Decidí entonces alejarme, sabía que si veía un miliciano podía hacerme matar. El dolor, la rabia y el deseo de venganza son una venda muy oscura. Le decíamos Beni, porque era un mono igualito a Benny Hill, un comediante inglés de un programa de televisión que daban los miércoles en la noche. Contaba chistes, jugaba futbol. Era mi amigo. Ahí cambió mi vida, ahí descubrí que nos podían matar a nosotros.
Relato de un secuestro
Un miércoles del año 2010 estaba escribiendo un monólogo para el programa de esa noche, en aquellos días, The Susos Show era emitido los miércoles. Sonó el teléfono y un amigo que me dice: Dany te van a secuestrar. Me puse pálido. ¿Cómo así? Sí, hay una gente que te tiene vigilado desde hace días. No se imaginan mi susto. Llamé a Mauricio Mosquera, era el gerente de Telemedellín, me enviaron un carro a recogerme a mi casa. Grabé el programa temblando. Los invitados era un grupo de raperos que habíamos llevado a hablar de paz. Las ironías de la vida. Comencé a andar con escoltas. Mientras eso, mi personaje era el más famoso de humor en Colombia, iba a salir en RCN, un canal que estaba amenazado por las Farc, pero la angustia y el terror estaban siempre ahí. Recibí acompañamiento del Gaula, del Ejército y de la Alcaldía de Medellín, con los que estaré agradecido siempre. Me decían que tenía que desconfiar de todos. Andaba con chaleco anti balas. No lo creía. Un país que amenaza a un humorista es un mal chiste. Pasado un mes, recibí otra llamada de mi amigo. Parce ahora no van por vos, ya tenés seguridad. Van por tu mamá o tu hermana. Ahí me quise morir. ¡Mi mamá! ¡Mi hermana! Me tomé dos rones, me puse a llorar en la oficina y a gritar solo: ¡Hijueputas! A mi mamá no, hijueputas. Vengan por mí, hijueputas. Métanse conmigo, pero con mi familia no, ¡gonorreas hijueputaaas! Gritaba desafiante por la ventana mientras escuchaba Héctor Lavoe. Hice unas llamadas, me llené de valor y fui a contarle a mi mamá. Mi dolor era tan grande, por culpa de mi carrera y de las cosas que decía en televisión, mi familia estaba en peligro. Los violentos no tienen sentido del humor. Con lágrimas en los ojos les dije a mi mamá y a mi hermana todo lo que estaba pasando. Los tres nos sentamos a llorar. Mi mamá toda linda me decía: Mijo no llore que usted no tiene la culpa, este es el país en el que nos tocó vivir. Y sí, nos tocó irnos del barrio a las seis de la mañana, como unos delincuentes, huyendo de la casa que yo le había construido a mi mamá, una casa que me soñaba desde chiquito. Lloro recordando esa noche, porque no dejaba de sentirme culpable por lo que estaba pasando. Aún hoy ella me dice; mijo, yo volvería a vivir en un barrio normal, pero no se puede. Con el tiempo pasó el peligro. Nos hicieron un estudio y ya no había tanto riesgo, sin embargo desde eso, debo reportarme siempre a las autoridades, mi mamá no sale sin avisar para donde va, la zozobra se apoderó de nosotros para siempre. Por muchos años no pude volver a Ituango a visitar a mis papitos, no pude volver a los barrios sin la policía al lado. Le pido a Dios todas las noches que por favor cuide a mi familia. Que nadie les haga daño. Me ofrecieron irme del país. No quise. Me ofrecieron irme de Medellín. No quise. Después de eso, me han hecho dos llamadas a amenazarme de muerte. De eso hace ya tres años. La vida es más tranquila ahora.
Crimen y Castigo
Hoy después de muchos años puedo decir que los perdono. Me cansé de odiar. Me cansé de tener rencor contra unos señores que ni sabrán quien soy. El que odia es el que sufre. Por eso, he tratado cada día de entender por qué pasan esas cosas y cómo cada vez entiendo más la conducta humana; los perdono. A todos los que nos han hecho tanto daño a mí y a mi familia. A esos, que sin saberlo llenaron mi vida de miedo. Sean paras, guerrilla, milicias, lo que sea. Son representantes de las armas que han acabado la vida de tantos. A mí la verdad me importa muy poco lo que le pase a Timochenko o a los otros miembros del secretariado de las Farc, me gustaría que pagaran cárcel, pero si no, los prefiero en la vida política que generando muerte y terror, entre políticos se entenderán. Ahí incluso los podemos vigilar más que si estuvieran metidos en la selva. Dicen que al enemigo es mejor tenerlo cerca. Sin embargo, lo que realmente me preocupan son los campesinos y los soldados. Ellos son los que realmente están y han padecido la guerra. Siento que hay esperanza de Paz. Sí gana el No y la guerra continúa ¿qué camino distinto podremos ofrecerles? Si gana el sí por lo menos habrá algo distinto. Estamos muy acostumbrados a la guerra que a la paz, que como no la conocemos le tenemos pavor. Tendremos muchas cosas por mejorar, claro, pero es mejor hacerlo mientras no nos matamos. Así como fui capaz de aceptar el proceso con los paramilitares, con sus defectos y virtudes, acepto el acuerdo con las Farc. Una amiga dice: hay que comerse muchos sapos para encontrar un príncipe.
El hombre ante un ataque respondía con palo o piedra, evolucionó e inventó el insulto, con el tiempo siguió evolucionando y descubrió que la sonrisa era la mejor respuesta. Por eso, por la esperanza, porque es importante creer, porque prefiero algo distinto a seguirnos matando, porque prefiero la política a las balas, por la memoria de Don Alfredo, de John, de Juan, de Beni y de tantos como ellos. Yo perdono. No necesito que los paramilitares me pidan perdón, los perdono; no necesito que la guerrilla me pida perdón, los perdono. El perdón es un acto individual. Este domingo llegó la hora del aprendizaje colectivo; perdonar y creer. El país que quede lo debemos construir entre los del NO y el SI, todos. Aprovechemos esta oportunidad. Desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de guerra no tendrán una segunda oportunidad sobre la tierra.
El sardinito ALEJO junto a la compañia del viejo SUSO son la combinacion perfecta.
Es facil admirarte y saber que supiste colocar al «mal tiempo, buena cara »
Me das la sensacion que ya fueramos conocidos …la manera de expresar tanta sencilles.
Haces lo del payazo «reir por no llorar» con tus experiencias personales y tu vida socio-laboral.
Tengo momentos donde eres tu mi gran motivador…algunas tinieblas se asoman en mi mente y simplemente quiero escucharte y ver como te mueves en tu show…asi se despeja un poco el clima en mi mente.
EXCELENTE !!! y ADMIRABLE !!! Tu manera de ser y pensar. Gracias.
Amo a este hombre!! No hace mucho que lo descubrí en mi camino, pero le admiro en demasía. Es lo mejor del mundo!! Me encanta su personaje de Suso «El paspi» y también él. Yo seguiré acá desde Guadalajara, México., admirandole y esperando muy pronto verlo en vivo en alguno de sus show’s.
Es admirable como con tanto dolor de la guerra, se es posible tratar de reponerse a tanto sufrimiento ocacionado por el mismo hombre. Una tierra donde son algunos con tanta insensibilidad y mente dañada que Ponen pata arriba la vida de cualquier persona….
QUIÉN no ha tenido que enfrentarse alguna vez a sentimientos negativos? Vivimos en una sociedad agobiada por los problemas y las preocupaciones, como la economía, el aumento de la violencia y las injusticias y ahora la salud.
Es admirable tener la Valentía de contar una situación tan dolorosa, en los recuerdos que vuelven a flotar.
Aunque veo sus programas de TV cuando puedo, No había llegado a entrar a su página..
Y su historia de vida es dura
Me interese por buscar su pagina porque en el programa de los informantes vi su entrevista y me llamó la atención sobre lo que comento de sus momentos d ansiedad… Eso también lo ha venido sufriendo un familiar mío y me gustaría conseguir respuestas para ayudarlo. A salir de ese sentimiento. … Que muchas veces expresa él, que no sabe ni porque le pasa ..
Gracias muchas gracias por compartir su historia… Si quizá pudiese, enviar algún mensaje de aliento para poder ayudar por TV a estas personas que se identifican con el sentir suyo… Sería fenomenal… Se me ocurre a mí un programa con expertos en el tema utilizando el humor que a usted lo caracteriza.
Amo a Suso por su humor sencillo, sin mayores pretensiones, cotidiano, me rio con sus bobadas y se que en medio de ellas hay un humor muy inteligente. Entiendo a Dany con todo lo que le tocó vivir, muchos de cerca también lo vivimos, pues estábamos en medio de unos y otros, por eso comparto también su deseo de paz y de perdón. Es un gran ser humano y representa esa juventud que se pudo haber perdido en la rabia y la venganza y mejor le apostó a la alegría y la esperanza
Lloré y cada relato lloraba aun mas, que tristeza e impotencia leer cosas como esta; en la que te das cuenta lo jodido de Latinoamerica porque de no ponerle nombre a los lugares bien pudiera ser un pueblo en México, o en Venezuela, Honduras, Guate…
Después de leer esto no solo me gusta «Suso» admiro a Dany porque se necesita tener muchas agallas para seguir ahí a sabiendas que todo el tiempo tu vida corría peligro.
Gracias por la comedia que sin duda hace tanta falta reír y cada día parece mas complicado lograrlo.
Gracias por ser la persona que eres Dany y regalarnos además de la irreverencia de Suso un programa como Venga hablemos.
Gracias por contarnos estas cosas, que duelen y abren paso a la realidad de miles de personas que como tú y tus amigos han sido victimas del crimen.
Que realidad dura la de nuestro pais. Relatas con una tristeza que alcanza a tocar el Corazon , al final el perdón es el arma asi como tu dices, lo es la sonrisa.
Hace poco me reconecte con mi pueblito en Antioquia después de mas de 20 años de ausencia. Para mi sorpresa escuche de suso y de erika zapata. Quede super feliz. Ellos son personas que uno se quiere encontrar en el camino. Me alegra que tengan suceso y ojalá sigan haciendo ese buen trabajo que han hecho hasta ahora. Felicitaciones.
Hola Dany hoyos desde México admirando tu comedia y tu persona, sabes una vez vi una de tus entrevistas donde hablabas de como la depresión te hundió, yo decía pero como un famoso puede estar pasando por la depresión, yo justificaba mi depresión, por el echo de que varias ocasiones no he tenido respuestas cuando mis hijos me han pedido de comer y no he tenido como darles, incluso he tenido otras carencias, pero definitivamente, no se compara con tu historia, yo por lo menos vivo en un lugar tranquilo acompañado de toda mi familia, acompañado de Dios y no hemos sufrido tanta violencia como la que cuentas, ahora te admiro más Que Dios te bendiga y que te vaya muy bien, perdóname por haber juzgado tu vida, te mereces lo mejor, Que Dios te acompañe a TI y a tu Familia.
Alejandro.. Aquí ampliando tu inmensidad. Fiel con SUSO, creación de una gran persona. Edna Moya
Que curioso es leer sobre quién está detrás de un personaje y qué quieres representar más allá de unas líneas de humor. Admirables tus palabras, entristece en algún momento de la lectura saber que esa es la realidad de un país tan bello como Colombia, pronto estarás en mi tierra Caucana y te digo que llevas en tu profesión y tu personaje la esperanza de que somos más que armas y drogas. Que bonita apuesta por el perdón, espero que cada vez sanes más todo aquello que pueda dolerte.